Los últimos días en la Habana: la ternura del abandono

          


     «Los últimos días en la Habana» es la octava película del experimentado cineasta cubano Fernando Pérez. Es un filme enternecedor, reflexivo y vivencial. Trata sobre dos amigos, Miguel (Patricio Wood) y Diego (Jorge Martínez), que viven juntos aunque tienen sueños distintos. Miguel quiere irse a vivir a Estados Unidos, mientras que Diego tan solo añora con seguir viviendo. Las personalidades totalmente opuestas de ambos personajes permiten el desarrollo de toda la historia de una manera apasionada e íntima.

            Miguel es parco y reservado. Desconfía de todos menos de Diego, a quien cuida con esmero y dedicación. Mientras que Diego es desenfadado, agudo y dicharachero. Ambos viven en una habitación de una casona multifamiliar donde conviven con la pobreza del ambiente, las penas y sinsabores de una Cuba desigual y adolorida por la necesidad de la sobrevivencia. Esa lucha contra el abandono pareciera ser una constante de toda la película.


            Sin embargo, es la soledad lo que marca la vivencia de cada uno de los personajes. Diego quiere vivir a toda costa pese a que el SIDA lo está consumiendo y su soledad está marcada por la habitación en la que se encuentra recluido. Miguel vive encerrado en sí mismo. Su soledad es profunda e inexplicable. Aunque Diego es el que no puede salir a la calle, Miguel parece mucho más solitario.

            Las actuaciones formidables del film hacen que el espectador se sienta claramente identificado con los personajes. Destaca la actuación de Jorge Martínez quien es un serio candidato a llevarse el premio como mejor actor. Pienso que en general, esta película es una de las favoritas de este certamen. Imposible perdérsela.


*Este artículo fue escrito por Héctor Huerto Vizcarra para la revista Nudo

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